De los 20 me llevo muchas lecciones y aprendizajes, son tantas que es muy difícil poder colocarlo aquí en un solo post. Seguramente muchas de las cosas acaben todas aquí amontonadas, igual o peor que como la ropa de mi armario. Diez años que vuelan dejando muchas huellas y solo se que lo mejor esta por llegar.
Cumplir 30 es un tema y siempre rondan muchas interrogantes en torno a este cambio de década. Para algunas personas no significa nada, pero para otros es un tema que les preocupa.
Cuando estamos en la década de los 20, una se cree que lo sabe todo hasta que se lleva el primer disgusto o decepción: Siempre pensé que mi madre era eterna y que esa bronca que alguna vez tuve en realidad está demás, quién iba pensar que esa casa donde tanto renegaba iba a llegar a extrañarla, que esos paseos o desayunos domingueros ya no volverán porque cada uno tomo su camino y que ese primer amor siempre dolerá porque alguna vez llegaste a confiar.
No sé mucho ni de la vida, ni del amor, ni del futuro y mucho menos ser una mamá perfecta, Solo sé que estoy harta de la crueldad de las personas, el odio que puede existir entre nosotros, la envidia y la enfermedad.
De estos años me queda claro que no hay que dedicar tiempo ni esfuerzo a quien no te quiere en su vida. Que esas cosas se notan y en verdad las sabemos, por mucho que giramos la cara a otro lado, que las amigas no siempre se van a quedar a tu lado, que siempre vamos a cometer errores, pero de eso vamos aprender, que aunque a veces te sientas inútil, hay cosas que solo puedes hacer tú en este mundo: créetelo!!
Alguna vez sentiste que esa serie o película te entienden mejor que otras personas, que las ilusiones se cumplen. Que el universo conspira para ti cuando tú conspiras para él y que la suerte nunca viene sola. Que el amor hay que perseguirlo en sueños y cuidarlo como un tesoro en la vida real, porque es lo que es: un tesoro.
Desde un punto de vista optimista, puede que cumplir treinta no se trate de sentir un cambio de la noche la mañana, pero si de experimentar un despertar. Podría ser ese momento en el que finalmente eres consciente de que el tiempo ha pasado y que no importa cuanto te esfuerces. ¡Este proceso no tiene vuelta de hoja!
Creo que después de todo esto, de verdad podemos concluir que el tiempo no regresa y que ahora más que nunca “al mal tiempo, buena cara”. Quizá no sea tan malo olvidarnos un poco de nuestra edad y seguir disfrutando de la vida como hasta ahora lo hemos hecho.
También es primordial no olvidar todas las responsabilidades que adquirimos en los veintes y abrazarlas como parte de nuestra vida. Disfrutemoslas como parte del compromiso sincero que tenemos con ellas, pero esto no significa que tengamos que estar atados a aquello que no nos gusta. Tal vez este es el mejor momento para hacer ese cambio y dar el rumbo que siempre quisiste a tu vida.
“Solo se es joven una vez, pero inmaduro para siempre” —Efectos secundarios de Issa López
Bienvenidos los 30!
Jessy Aristondo
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